domingo, 15 de febrero de 2009

Biguibidela

Biguibidela

Cuentan que al principio de los tiempos el murciélago fue ver a Tata (papá) Dios y le dijo que él quería plumas como el resto de las aves –es que tengo mucho frío- alegaba el murciélago. A Tata Dos le hizo mucha gracia aquel animalito tan feo y tembloroso, pero como Tata Dios nunca regresa a un trabajo ya hecho le respondió – Y a ti quién te dijo que eres un pájaro, eres un murciélago, no un pájaro, por eso no tienes plumas!- no importa –respondió el murciélago- me estoy muriendo de frío, por favor yo quiero plumas, plumas por favor! – esta bien-dijo Tata Dios, pero yo no te puedo dar plumas por que ya todas las repartí, así que te diré lo que haremos, vas a ir con cada uno de los pájaros y les pedirás que te regalen una plumita, como será solo una a ellos no les va afectar, y así podrás tener tu plumaje. El murciélago feliz le dio las gracias a Tata Dios y se fue volando a ver a las aves, como ib de parte de Tata Dios nadi se atrevió a decir que no, y cada uno de los pájaros fue donando una pluma para el murciélago, así la paloma dono una pluma, el pavo real dono una de su cola, otra pluma fue donada por el ruiseñor, una mas del ala del águila, una despecho tornasolado del chuparrosa (colibrí) la guacamaya también dono una de su copete, en fin que todas las aves fueron dando una pluma, al poco rato el murciélago tenía el plumaje mas bello de toda la creación con esas plumas de diferentes colores, azules, blancas, verdes, amarillas, era tan hermoso que hacía que el pavo real pareciera un pobre pordiosero vestido con andrajos. Pasó un tiempo y las aves empezaron a sentir celos, pero el colmo fue una mañana, había estado lloviendo toda la noche y el cielo apenas se despejaba, entonces el murciélago quiso hacer un regalo a la creación así que voló muy alto y detrás de él dejo una estela de siete colores, cuentan los abuelos que así fue como nació el arcoiris, los pájaros no pudieron resistir mas aquella “humillación” y confabulando contra el pobre murciélago lo esperaron escondidos entre la fronda de los árboles y cuando el paso por ahí se le fueron encima y con los picos y las garras le arrancaron las plumas mientras el gritaba, -no por favor, no lo hagan, duele mucho!- pero los pájaros estaban ciegos de envidia y no hicieron ningún caso, cuentan los abuelos que toda la tarde llovieron plumas del cielo, plumas y gotitas de sangre del murciélago que herido y avergonzado fue a esconderse en una cueva…cuentan los que saben que desde entonces el murciélago solo sale por las noches por que tiene vergüenza de que lo vean desnudo, y cuentan también que desde entonces en Oaxaca de donde es originaria esta historia la gente llama al murciélago Biguibidela que significa en lengua mazateca Mariposa Desnuda.


Versión del cuento publicado por Andrés Henestrosa en el libro “Los hombres que disperso la danza”